El Padre Albano nos dejó a la asociación un estudio histórico al respecto del antiguo hospital que reproducimos a continuación:
EL HOSPITAL DE LOS SANTOS APÓSTOLES
(fragmento de diversos “apuntes” sobre Fuentes de Valdepero)
Bien mirado, sería un error dejar de hablar o prescindir de dar noticia y conocimiento en este escrito del célebre y popular Hospital de los Santos Apóstoles de Fuentes de Valdepero. En primer lugar, porque era una institución en estrecha relación con la iglesia, por no decir que era eclesiástica; y también porque al ser tan popular y existir todavía el edificio de lo que fue hospital, sería una afrenta a la institución y a la casa que aún es testimonio, testigo y signo de algo que honró a la sociedad eclesiástica y a la civil de Fuentes de Valdepero.
Aunque no me voy a explayar sobre la historia del hospital, sencillamente porque constituiría sólo de por sí un tratado, sí quiero ofrecer al menos un resumen para idea y conocimiento de las gentes de Valdepero y de otros pueblos, y también para rendir homenaje a cuantos fundaron la obra, a cuantos trabajaron en ella, y también a quienes en ella sufrieron y hasta acabaron en ella su existencia, puesta en manos de Dios, de los Apóstoles, sus Patronos, y de los hombres bondadosos y caritativos. Vaya por todos ellos.
Su lugar y tiempo
Hospital de los Santos Apóstoles era el nombre dado a la institución caritativa. Se construyó casi al final de la calle que venía del Arco o Puerta Norte y que pasaba por delante de la portada oeste de la iglesia de Nuestra Señora de la Antigua. Esa calle era y es cruzada por otra, especie de travesía, que se marchaba hacia otra puerta que se llamaba del Arrabal. Todavía no estoy yo ducho y con el mejor conocimiento del plano y de los nombres de las calles de Fuentes de Valdepero. Los de Valdepero se orientan y sitúan enseguida, no faltaba más, pues además de que es pueblo vivienda, Valdepero tampoco es Madrid o París para desorientarse y perderse por el entramado de calles y callejas.
En esa encrucijada de calle y travesía estaba el edificio del Hospital de los Santos Apóstoles. Y como por suerte y también por respeto y cuidado de los vecinos de Valdepero, el edificio se conserva, aunque naturalmente no tan en forma como en sus buenos tiempos, no es difícil dar con él, incluso sin una apurada información urbanística.
Tiene aspecto de caserón, pero aún conserva con su puerta principal con arco de piedra algo apuntado, su hornacina, donde habría alguna imagen, sus ventanas y su alero de madera labrada.
No sé si es la vetustez o la imaginación, o incluso la realidad de su sólida arquitectura de piedra que le dan al caserón una nobleza nimbada de respeto, digna de toda consideración. Es también un edificio digno de conservar en lo posible, como signo, ejemplo y reliquia de la historia pasada del pueblo en un aspecto que instintivamente llega a la inteligencia y al corazón de los humanos, no digamos de los de Valdepero, y que nos convence enseguida que el caserón o edificio, histórico ejemplo de la caridad y del amor humano es digno de conservación y de admirado recuerdo.
Los libros que tratan del Hospital de los Apóstoles son los más antiguos de los conservados del Archivo Parroquial. Según el primer libro de cuentas (años 1670-1734) en la segunda mitad del s. XVII ya había hospital, pues el año 1670 ya había mayordomo, el eclesiástico, y el laico o seglar. La institución tenía tierras, viñas y ganado lanar. Naturalmente tenía hospitalero u hospitalera. El de ese año 1670 era hospitalero y se llamaba Francisco Rebollo. La casera se llamaba María Antolín.
En esas fechas al hospitalero le pagaban 100 reales al año por atender la limpieza del hospital, el lavado de ropa, el traslado de pobres a otros lugares y algunas otras obligaciones.
Al hospitalero le pagaban 88 reales anuales por atender a la buena dirección y administración del Hospital. En ese tiempo las camas del hospital eran de heno.
Espíritu hospitalario de los de Fuentes
Que los de Fuentes de Valdepero eran hospitalarios es evidente, a juzgar por los datos y detalles de los libros de cuentas. El hospital recibía a enfermos, pobres, pasajeros, abandonados. Incluso había una cama para sacerdotes.
También el aspecto de los niños expósitos era algo ejemplar y admirable en Valdepero. No eran propiamente niños hospicianos, sino niños abandonados al nacer, expuestos a la caridad humana, y de ahí el nombre. Se solían dejar a la puerta de la iglesia, del hospital, o de las ermitas. Cuestión de vergüenza y después de todo, de buenos sentimientos, sobrepasando las conductas del aborto o matricidio. En el s. XVIII se recogían una media de ocho niños expósitos al año. No eran sólo de Valdepero, sino también de pueblos cercanos. Generalmente los llevaban al Hospital-Hospicio de San Antolín de Palencia.
Que el hospital era una institución social importante y apreciada lo demuestran las donaciones, censos, limosnas y obsequios que recibía. Ya he dicho que tenía también sus medios de subsistencia, como tierras y ganados; tenía incluso su propio pastor, al que pagaban a fines del s. XVII y principios del s. XVIII 31 reales al año. Mal pagado estaba el oficio de pastor del hospital, podemos decir, aún mirándolo desde aquellas perspectivas de entonces.
Algo más de historia
Hasta mediados del s. XVIII la institución marchaba incluso boyante. Además de los mayordomos eclesiástico y seglar, había casero o casera, hospitalero y hospitalera, y cirujano o médico. A éste le pagaban ocho reales al año. Tampoco era un salario de prebenda, pues las obligaciones eran bastantes, pero se ve que también ese aspecto andaba de por medio la caridad y beneficencia. Se atendía a los enfermos y a los pobres, y a los difuntos se les hacían exequias gratuitamente. Incluso había una misa por todos los difuntos fallecidos en el hospital una vez al año, además del Día de todos los Difuntos.
En el s. XVIII contribuye a las obras de caridad y de asistencia del hospital la Cofradía de la Caridad y Ánimas, que había fundado el célebre párroco don José Gatón, el niño del milagro del pozo, del que se salvó por intercesión de San Andrés.
La obra del hospital comenzó a decaer en la segunda mitad del s. XIX, cuando la supresión de tantas obras de piedad y de caridad. Algunas personas de Fuentes de Valdepero pueden hablar del Hospital de los Santos Apóstoles en este siglo. Claro que los Hospitales de San Antolín, San Bernabé, San Telmo, del Río Carrión y otros públicos y privados de Palencia capital justifican el desuso y cierre de hospitales como el de los Santos Apóstoles. Pero nada ni nadie puede negar el servicio, la atención, la caridad y remedio de hospitales como él.
Los hechos y la historia real nadie la puede negar con razón. Y la del Hospital de los Santos Apóstoles de Fuentes de Valdepero está escrita en los libros de este mundo, y seguro que también en los del cielo.
Apoyado en lo escrito en los libros que tratan del hospital, aún podía continuar hablando sobre él, pero fiel a mis propósitos al escribir los apuntes, creo que cumplo con lo dicho. Por eso pongo fin a este párrafo dedicado al hospital.
Padre Albano García Abad
León, 10 de noviembre de 1998