Consta de una sola nave, amplia y elevada, dividida en cuatro tramos, con muros de buena piedra de sillería. Lleva arcos de medio punto, cubriéndose con bóvedas de cañón con lunetos en la nave y con bóveda de crucería en la capilla mayor o presbiterio.

Tiene dos portadas de acceso. Una se sitúa a los pies del templo, con arco apuntado. Otra se abre en el lado de la epístola. También apuntada, protegida con un grandioso pórtico, enmarcado todo por el atrio, siendo ésta por su orientación, la utilizada de modo ordinario. La torre, también de piedra, con dos cuerpos, se levanta a los pies del templo.

La Iglesia de Ntra. Sra. De La Antigua se comenzó a construir a finales del siglo XIII y fue muy reformada en los siglos XVI y XVII. Consta de una sola nave de cuatro tramos separados por arcos de medio punto con capillas a cada lado y bóveda de crucería en su cabecera. Coro alto y coro bajo separados por un gran arco ligeramente apuntado.

El retablo de Altar Mayor se corresponde con las dimensiones de la nave y es una gran obra barroca del siglo XVIII que consta de pradela, cuerpo principal y remate. Se compone de tres calles entre columnas salomónicas con hornacinas que acogen las tallas de La Virgen de La Asunción (Nuestra Señora la Antigua, patrona del pueblo), San Isidro, San Pablo, San Pedro, Jesús y los Cuatro Evangelistas. La obra es del retablista Alonso del Manzano y las esculturas de Manuel de Ávila. Completan el conjunto del Presbiterio un magnifico Sagrario expositor obra barroca del siglo XIV.

Junto al Presbiterio hay otros dos retablos, obras del siglo XVI. En el lado del Evangelio tenemos al dedicado al Niño Jesús, mientras en el de la Epístola al de Santa Bárbara.

Siguiendo por el lado del evangelio, a continuación tenemos el Calvario de Varlozado, con las imágenes de Cristo crucificado, La Virgen y San Juan Evangelista, del siglo XIII. Estas dos últimas se descubrieron hace aproximadamente veinte años emparedadas en el hueco de un arcosolio en la Ermita de San Pedro al hacer unas obras de reforma. El conjunto está restaurado.

Seguidamente nos encontramos con el retablo del siglo XVIII presidido por la Virgen del Consuelo, que consta de cuerpo y de remate en especie de frontón formado por plano de cornisas de columnas y tarjetón, en su caja central la Virgen coronada con el Niño Jesús en el brazo. En los nichos de los lados están las imágenes de San Vicente Ferrer y San Antonio de Padua, en la Hornacina superior Santo Domingo de Guzmán.

Junto a la anterior se encuentra la Capilla de San Francisco Javier, con retablo del siglo XVIII con la imagen de San Francisco Javier en su hornacina central y las imágenes de San José y una Santa a los lados. En la parte superior están las tallas de San Roque y San Antonio de Padua, que pudieran ser obras de los Ávila que realizaron las imágenes del presbiterio. Esta capilla fue dotada y fundada por Don Lázaro Garcia, personaje sepultado al lado de la capilla en un arcosolio con estatua yacente bajo el órgano.

En el lado de la epístola, la Capilla de la Inmaculada tiene un buen retablo barroco rococó del siglo XVIII, con columnas que terminan en cornisas escalonadas y pabellón. La caja central la ocupa una buena talla de la Inmaculada y las hornacinas laterales las imágenes de San Benito y San Bernardo, también un ángel con grandes alas desplegadas y en lo alto en el muro pintura representando a Santiago probablemente por haber sido antiguamente capilla de la cofradía de Santiago que existió hasta final del siglo XIV.

El siguiente retablo que nos encontramos es barroco, con escultura de Crucifijo, una Virgen Dolorosa, un Ecce Homo, y un Cristo resucitado.  Además la sepultura de don Andrés calvo (fallecido en 1761), cura de dicha parroquia, cuya situación original seguramente no era la que ahora tiene.

A los pies de la Iglesia existe un gran coro alto en el que se ha colocado la gran balaustrada que existía en el palacio del castillo. Esta cesión se produjo cuando el castillo era propiedad de la Casa de Alba, según lo testifica una fotografía de Simón y Nieto dentro del patio de armas, en la que se puede ver la balaustrada que en aquel momento estaba en el castillo a mediados de siglo XIX.

Bajo él tenemos el baptisterio, con una pila del s. XVI.

También a los pies de la iglesia, pero en el techo, encontramos una cruz de brazos curvilíneos, lo que en euskera denominan lauburu, pero cuyo significado aquí sería un talismán o amuleto frente a las tinieblas, o una representación de los cuatro elementos.

Existen también abundantes pinturas del siglo XVIII, otro magnifico calvario en la capilla del Cristo, una interesante sacristía, libros de canto góticos pertenecientes al coro primitivo, un magnífico púlpito de hierro forjado con su tornavoz y un gran órgano del siglo XVIII.